HACIA LA PLENITUD DEL ESPÍRITU XX

DIOS SIEMPRE ES JUSTO.

Leer capítulo 20 de Mateo

¿Has oído decir alguna vez a tu hijo/a “no es justo”? Si eres maestro, ¿lo has oído decir a algún niño/a de tu clase?

Yo sí. Se lo oía decir a mis hijas cuando eran pequeñas y lo he escuchado decir a muchos niños y niñas en clase. Cuando las cosas no se resuelven como ellos quieren o como ellos piensan que deben ser, se enfadan gritando “No es justo”. Pero muchas veces, esta es nuestra reacción cuando nos levantamos y gritamos a nuestro Padre Celestial, a nuestro Maestro: “No es justo”.

El capítulo 20 de Mateo, es una continuación del 19 y aquí vemos a Jesús explicando el concepto del Reino de los Cielos por medio de una parábola. Seguramente, quería ayudarles a entender lo que les acababa de decir.

En esta parábola, compara a Dios con el dueño de una viña y a los creyentes con los obreros.

En el vs.1, podemos imaginar a Dios como ese gran Padre de familia, que sale muy temprano, antes de la hora tercera judía, para contratar obreros para su finca y les ofrece un denario, que era el salario normal por un día de trabajo. El dueño de la viña hace los mismos a la hora tercera (9 de la mañana), a la hora sexta (12 de la mañana), a la hora novena (3 de la tarde) y hora undécima (5 de la tarde). Es decir, a diferentes horas del día y curiosamente, a todos les ofrece el mismo salario y les paga al finalizar la jornada lo mismo. “Pero….. No es justo”. Esa fue la reacción de los que habían empezado más temprano y seguro, que hubiera sido también la nuestra.

Así es la Gracia y la misericordia de nuestro Padre. Él nos da la misma oportunidad a cada uno de nosotros, no importa en qué momento de nuestra vida estemos. Seamos niños, jóvenes, adultos, ancianos. No importa la edad o etapa en que hemos respondido a su llamado, la recompensa es ser partícipe del Reino de los Cielos. El regalo es para toda la eternidad.

Dios trabaja con todas las edades. No hay una edad inapropiada y Él va a premiar la fidelidad, constancia y amor, con la que le hemos servido, no según el tiempo que llevamos convertidos al Evangelio.

Dios da la Salvación por Gracia, no como el pago de una deuda, por lo que hemos hecho para Él. No nos debe nada, porque nadie es merecedor de Su recompensa. Él tiene su propia lógica, que muchas veces no coincide con la nuestra.

Jesús, va por las “calles y las plazas“ de este mundo llamando a obreros para su viña, “a todas horas del día”, en todas las etapas de nuestra vidas. Él no va a rechazar a nadie que responda a su llamado. Sea cual sea el momento o etapa de la vida en que nos encontremos, no importa la edad que tengamos. Él va a darnos el mismo “salario”, la misma “recompensa”: una eternidad con Él.

Tal vez sea difícil entender esta parábola y pensemos como aquellos jornaleros: “Eso no es justo ¿Por qué voy a tener la misma recompensa, que otro que se convierte a una edad más avanzada y no te ha servido tantos años como yo?” Yo confieso que en algún momento lo pensé, pero Dios, como Padre amoroso, comprensivo y misericordioso me hizo verlo desde otro aspecto:

¿Y qué hay de la bendición, que has disfrutado durante tantos años con mi presencia? ¿Cuántos años has podido disfrutar de mi consuelo, de mi guía, de mi amor, de todo aquello que te he ofrecido por estar cerca de mí, sirviéndome?”

Si hace tiempo que has conocido al Señor y le estás sirviendo, dale gracias por el tiempo que te ha concedido estar a su lado y has podido disfrutar de la presencia del Espíritu Santo.

Si hace poco que conoces al Señor, dale gracias, porque ahora puedes servirle, y ya estás disfrutando también de la presencia del Espíritu Santo.

Si has tenido la oportunidad de conocer al Señor en una edad avanzada, aunque pienses que, debido a tus condiciones, poco puedes hacer para servirle, dale gracias, porque Él cuenta contigo y quiere usarte. El Reino de los Cielos es para ti también y la presencia del Espíritu Santo está contigo.

Preguntas para la reflexión:

  • ¿Eres de los que piensa que por ser creyente desde hace años tienes más derechos que los demás?

  • ¿Crees que se te debería tener más en cuenta por los años que llevas en el Evangelio?

  • ¿Crees que para Dios eres menos importante por ser creyente desde hace poco?

  • ¿Crees realmente, que tiene algo que ver en qué etapa le has entregado tu vida al Señor, para entrar en el Reino de los Cielos?

Ruth Comins.