HACIA LA PLENITUD DEL ESPÍRITU XIX

¿Qué bien haré para tener la Vida Eterna?

Leer capítulo 19 de Mateo

 

Mateo 19:1-12

 

El evangelista nos habla sobre el divorcio y en esta narración vemos, cómo Jesús responde ante la posición enfrentada de los líderes religiosos sobre este asunto. Jesús les responde con sabiduría, como era habitual en Él.

 

Vs.13-15.- Vemos a Jesús tratando a los niños y dándoles la importancia que ellos tenían en el Reino de los Cielos.

 

Vs.16-30 “El joven rico”

 

Quiero detenerme un poco más en este pasaje, donde un joven (Mateo19:20), con una posición social destacada (Lucas 18:18) y rico (Mateo 19:22), se acerca a Jesús con una pregunta importante que verdaderamente le inquietaba.

 

¿Qué bien haré para tener la Vida Eterna? (Mateo 19:16)

 

Vemos que se dirige a Jesús con respeto, cortesía y deseos de aprender: “Maestro bueno”. No era corriente entre los judíos dar a sus maestros el título de “bueno”, por lo que deducimos que tenía un deseo sincero de recibir su enseñanza.

 

Este deseo en una persona de su condición social, su juventud y su riqueza era realmente excepcional.

 

Jesús mostró interés ante la preocupación y la pregunta del joven y lo dirige amablemente, a guardar los mandamientos de la Ley.

 

El joven preocupado pregunta “¿cuáles?. Seguramente él quería decir “¿qué otros mandamientos he dejado de cumplir?, ¿qué me falta?, ¿qué se me ha pasado por alto? ¿Qué buena obra me falta realizar? Según su conciencia, él ya estaba cumpliendo con todos los mandamientos, pero sentía que le faltaba hacer algo más.

 

Vs 21. Jesús, nos demuestra en este versículo, que Él nos conoce a todos perfectamente. Él sabe cuáles son nuestras partes más vulnerables.

 

El joven había cumplido con todos los mandamientos, pero parece ser, que el mandamiento que tenía que ver con el cumplimiento sincero y real del versículo 19 “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, lo entendió de manera superficial.

 

¿Era esto pues, lo que le dejaría entrar en el Reino de los Cielos? ¿Vender todas sus riquezas, repartirlas entre los pobres, dejarlo todo y seguir a Jesús?

 

Jesús estaba esperando su actitud para obedecerle en esta acción.

 

El Señor está esperando que tanto nuestras posesiones, como otros aspectos de nuestra vida, los pongamos en sus manos y hagamos un uso adecuado, de acuerdo a su voluntad, siguiendo sus pasos.

 

No solo son buenas acciones lo que Dios pide de nosotros. Dios quiere ver nuestra actitud de obediencia. Una obediencia en todos los aspectos de nuestra vida. Una actitud de entrega total para que Él obre en nosotros y a través de nosotros.

 

¿Es difícil?…. Los discípulos estaban asombrados, asustados diría yo, según el vs. 25 “¿Quién, pues, podrá ser salvo?

 

Jesús les tranquiliza y nos tranquiliza en el v. 26 “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”.

 

Seguramente ser obedientes a Dios en TODOS los aspectos de nuestra vida sin duda es difícil, pero si en nosotros está el deseo sincero y la actitud positiva de buscar hacer su voluntad, Dios hará posible, lo que para nosotros es imposible.

 

Dios no nos va a pedir más de lo que podamos dar o hacer, pero Dios quiere saber si estamos de acuerdo, en que Él haga su voluntad en nosotros y a través de nosotros.

 

A Dios le agrada nuestra entrega, porque Él entregó a su propio Hijo por amor a nosotros y esa es la clave, que nos ayudará a tener la actitud adecuada; el amor a Él.

 

Deseo que tu respuesta no sea como la del joven rico, que viéndose incapaz de obedecer a Jesús, se fue triste y frustrado. Dios quiere bendecir grandemente, a todos aquellos que le obedecen, buscan hacer su voluntad y le siguen cada día.

 

Preguntas para la reflexión:

 

  • Para el joven rico fueron las riquezas, lo que el Señor le pidió entregar. Tal vez para ti, ese no sea el problema. ¿Qué te está impidiendo entregar tu vida al Señor?

  • ¿Qué parte de tu vida todavía no le has entregado?

  • ¿Te conformas solo con cumplir la ley literalmente o de una manera práctica y profunda en tu vida?

Ruth Comins.