25 ENERO 2021: Shemá
TEXTO: Deuteronomio 6
Lectura bíblica: Deuteronomio 6
“Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. (Deuteronomio 6:4-5)
Todos los días el pueblo de Israel pronunciaba estas palabras mañana y tarde. Una oración de afirmación, de enfoque, de dirección constante para sus vidas que comenzaba con la palabra Shemá (escucha).
Hoy en día, sobre todo en nuestro ruidoso y activo mundo occidental, no es precisamente el escuchar algo que practiquemos a menudo. Salimos de las ruidosas calles, lugares de trabajo, ajetreo diario para meternos en nuestras casas y llenar nuestra atención de “información”, de la que muchas veces ni nos preocupamos en analizar y contrastar. Vivimos en un mundo donde una noticia (falsa o no) puede ser dada a conocer en segundos a la casi totalidad del planeta. Nos llenamos de las aparentes vidas de nuestros conocidos en las redes, recibimos consejos y publicidad constantemente, leemos opiniones de todo tipo que se nos ofrecen y a las que damos crédito inmediato, nos hacemos conocedores de todo, pero se reduce a pasos agigantados nuestra capacidad para reflexionar, entender y responder con sabiduría.
¿Como vamos a escuchar a Dios en este increíble ruido constante en nuestras mentes? Muchas veces nos preguntamos si el Señor escucha nuestras peticiones, el porqué no responde a nuestras oraciones, pero ¿no seremos nosotros los que estamos “sordos” a su voz? Necesitamos realmente parar y otorgar a Dios la atención que requiere, sin compartirla con nada, escucharle activamente. Y, es en eso precisamente en lo que consiste el retiro, en crear un tiempo y espacio en nuestra vida diaria para Dios, en alcanzar un estado interno de la mente y del corazón que nos ponga ante Su presencia.
Dice Dallas Willard “El retiro nos provee del espacio y el silencio necesarios para libarnos del ‘curso normal de las interacciones humanas del día a día’ que nos atan a patrones de sentimiento, pensamiento y acción de un mundo en contra de Dios. Sólo el retiro nos libra de un comportamiento arraigado que impide nuestra integración en el orden divino” (The Spirit of the Disciplines, Willard p. 160)
Pero hay algo muy interesante en la palabra hebrea Shemá, y es que no se refiere únicamente a la acción de ser receptor de las ondas sonoras para interpretarlas. Se trata de escuchar prestando toda la atención, se trata de escuchar interiorizando el mensaje y respondiendo en consecuencia. De ese modo el salmista clama a Dios cuando dice: “Escucha, oh Jehovah, mi voz con que clamo a ti. Ten misericordia de mí y respóndeme” (Salmo 27:7). Y, es así como Dios anhela que paremos, enfoquemos en Él nuestra atención, y le escuchemos respondiendo en consecuencia: “Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis para mí un pueblo especial entre todos los pueblos. Porque mía es toda la tierra, y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa.»(Éxodo 19:5).
Escuchar a Dios requiere esfuerzo y acción, está irremediablemente unido a nuestros actos, pues no debemos dejar que nos pase como al pueblo que “tiene oídos, pero no escucha” (Isaías 42:20, 43:8-9, Jeremías 5:21). Pararse a “escuchar”, implica guardar en nuestro corazón el pacto de Dios, en nuestras vidas, y en nuestras comunidades cristianas.
Permitidme la licencia de personalizar nuestro texto de hoy: “Escucha, Iglesia: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. ¡Unámonos en esa escucha activa, veamos que quiere decirnos el Señor!
REFLEXIONEMOS:
¿Cuántas veces hemos actuado sin primero haber escuchado?
¿Cuántas veces presto atención única a Dios? ¿Cuántas veces aparto tiempo y espacio para estar a solas con Él y “escuchar” Su voz?
Paloma Ludeña Reyes