22 de junio de 2021.
Siendo ejemplo.
Lectura bíblica: 2 Timoteo 1-2:2
“Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2)
Durante esta semana estamos abordando la importancia en nuestro crecimiento espiritual de la búsqueda de asesoramiento espiritual. No dudamos que la auténtica guía está en el Señor, y que sólo a través de nuestra relación íntima, profunda y real con Él, encontraremos el camino que nos llevará cada vez más cerca de Su propósito para cada una de nuestras vidas. Pero, sin lugar a duda, el Señor, que en su propia naturaleza es relacional, nos ha creado también seres relacionales, seres que necesitan salir de sí mismos para amar. En su sabiduría nos hace ser un Cuerpo, que al igual que el diseño de nuestros cuerpos, está totalmente formado en la diversidad que se complementa según sus capacidades, y que está interconectado, ajustado y unido por las coyunturas, y en donde cada vez que un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él. Y con qué objetivo: el crecimiento, la edificación conjunta, el alcanzar todos la unidad de la fe y del conocimiento de Cristo (Efesios 4:11-16; 1 Corintios 12:26).
Es en esa interdependencia donde recobra un papel fundamental la guía espiritual, donde aquellos que han recorrido gran parte del camino pueden acompañar a aquellos que se encuentran en medio del recorrido, los cuales, a su vez, podrán servir de ayuda a los que aún están por comenzar a caminar. Un precioso ejemplo lo tenemos en las relaciones que nos muestra la Palabra entre Bernabé y Pablo, al igual que entre Pablo y Timoteo. Específicamente hoy nos centraremos en la segunda carta que figura en el canon bíblico que escribe Pablo a Timoteo. En ella podemos aprender mucho acerca de la naturaleza y la importancia de esta relación entre cristianos con el fin del apoyo y crecimiento mutuo.
En primer lugar, vemos como Pablo cimenta toda su relación con su querido Timoteo en Cristo, quien es el centro de todo, es el que manifiesta su propósito eterno en nosotros, y es de quien recibimos Gracia, misericordia y Paz (v1-2). Dejar claro este fundamento es clave, ya que se encuentra prisionero en Roma, le queda ya poco tiempo. Es posible que no vuelva a verle.
En segundo lugar, vemos en la carta una ternura increíble, una intimidad que es fruto de una relación sincera y personal. Se trata de un compromiso mutuo que lleva a Pablo a dar gracias a Dios por Timoteo y a orar por él incansablemente. Es una relación donde los sentimientos, como en este caso los de Pablo, son expresados en libertad, y donde la confianza en el otro es manifiesta y necesaria (v3-5).
En tercer lugar, observamos el propósito de la guía, la enseñanza, el asesoramiento de Pablo. Es un llamado a Timoteo para cuidar y transmitir lo que se le ha confiado. En sus días finales le habla con franqueza, y le anima a asumir, a aplicar, a incorporar en su vida todo lo que juntos han aprendido y lo que Pablo le ha mostrado en su acompañamiento.
En esta enseñanza vemos como Pablo conoce los temores de Timoteo, sus debilidades y le alienta a superarlos. Seguramente han vivido escenas terribles juntos, donde Pablo ha sido apedreado, maltratado, encarcelado, y ahora se encuentra en las puertas de su ejecución segura. Y desde ese ejemplo personal, evidente y de testimonio, le alienta y anima: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (v7). Sabe que el camino no va a ser fácil, y que Dios le ha capacitado para servirle, para amar y para ser intencional en su propio crecimiento y madurez.
Y es esta una de las mayores y más importantes lecciones que cualquiera de nosotros puede recibir: el proclamar un evangelio de victoria y libertad cuando va acompañado de sufrimiento y prisión. El camino en Cristo implica la Cruz, Pablo hace a Timoteo partícipe de los sufrimientos por el Evangelio, se lo muestra en su propia vida, y es esta una realidad que todos necesitamos comprender y compartir. Ser discípulos de Cristo implica “negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguirle” (Lucas 9:23). ¿Qué mejor manera de entender esta tremenda realidad que siendo acompañados por aquellos que ya llevan cargando esa cruz parte del camino? ¿Qué mejor manera de entender la esperanza y la Gloria de Dios a través de los caminos complicados, llenos de obstáculos, difíciles y de sufrimiento en nuestro recorrido?
La guía espiritual nos ayuda a guardar el tesoro que nos ha sido encomendado, aquel que se vierte en nuestras vidas que son como vasos de barro imperfectos, pero que así manifestarán la gloria y el poder de Dios (2 Corintios 4:7). La guía espiritual también nos mantiene fijos en el propósito de nuestro crecimiento, de nuestro caminar sin desmayo, de nuestra renovación y transformación constante. Pero lo más importante, la guía espiritual nos ayuda a ser fuentes que manan, que vierten agua viva, y que de la misma manera que hemos recibimos, nos convertimos en transmisores de la Verdad, con el fin de que el Evangelio sea predicado por testigos fieles hasta lo último de la Tierra.
REFLEXIONEMOS: ¿Hasta qué punto te avergüenzas de dar testimonio de Cristo? ¿No crees que la presión que como cristianos vivimos, en una sociedad a la que estamos llamados a ser de bendición, se lleva mejor acompañados? ¿Cuántas relaciones de intimidad, donde puedes sentirte seguro y vulnerable tienes en la Comunitat? ¿Necesitas asesoramiento espiritual?
Paloma Ludeña Reyes