INVITACIÓN A AMAR: DIA 6 – La Encarnación.

LA ENCARNACIÓN

«A Dios nunca lo ha visto nadie. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros» (1 Juan 4:12).

El amor invisible necesita una encarnación.

Nadie ha visto nunca a Dios. ¿Cómo, entonces, puedes dar testimonio a quienes te rodean sobre el Dios que adoramos? Si las personas no pueden verlo, ¿cómo creerán?

Piensa en esto. Si experimentas los beneficios de una dieta o de un plan de ejercicios, das testimonio a otros de la evidencia de la pérdida de grasa o de la musculatura ganada. Si experimentaste la maravilla de la creación durante unas vacaciones familiares en un lugar exótico, das testimonio a otros con tus fotos y los souvenirs de tu viaje.

Entonces, ¿cómo haces visible a un Dios de amor invisible a aquellos que te rodean? Quizás la principal apologética para la veracidad del Evangelio en la comunidad humana es el amor mutuo del pueblo de Dios. En palabras simples, la mejor defensa para la existencia de Jesús es dos o más cristianos viviendo juntos en amor autosacrificial.

Si tomas dos seres humanos centrados en sí mismos, y comienzan a vivir un amor cruciforme entre ellos, sabes que la gracia divina los ha visitado porque esa es la única manera que los hace capaces de vivir así. Es el argumento definitivo para la obra del Señor Jesucristo.

Jesús comunica este principio durante su ministerio terrenal. «Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. En esto conocerán todos que son mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros» (Jn 13:34-35).

Sé que habrá personas que leerán este devocional con problemas no resueltos entre sí. Los animo, después de leer este devocional, a buscar y a entregar perdón a esas personas. 

Esposos y esposas, ustedes necesitan buscar a sus cónyuges y confesarles que no los han amado como han sido llamados a hacerlo. Padres, necesitan abrazar a sus hijos y confesarles que no los han amado como han sido llamados a hacerlo. Hijos, necesitan buscar a sus padres y confesarles que les han hecho sus vidas difíciles porque no han amado como han sido llamados a hacerlo.

Quien quiera que seas, busca a las personas en tu vida con quienes has sido injusto y busca su perdón. Si alguien busca tu perdón, dalo gratuitamente como Cristo te perdonó a ti.

Podría no ser una conversación fácil, pero Jesús está a tu lado. Antes de que dejara la tierra, Él oró sobre este mismo asunto: «Pero no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste» (Jn 17:20-21).

ORA INTENCIONALMENTE

Salvador perdonador, Tú me amaste mientras yo aún estaba en guerra contigo, mas me invitaste a la gloria eterna. Te doy gracias por la libertad que me has dado, pero confieso que no vivo con la misma libertad en mis relaciones. Vacilo en confesar mi pecado y soy lento para perdonar a otros. Señor, fortaléceme en las conversaciones difíciles que necesito tener con otros, y permite que la paz que encontramos en las relaciones representen

tu amor invisible a un mundo que está muriendo. Amén.

APLICA PRÁCTICAMENTE

  1. ¿A quién necesitas confesar tu pecado y buscar su perdón?
  2. Si alguien te confiesa su pecado, ¿por qué podría costarte perdonar?

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