Crisis y adversidad: ¿cómo enfrentarlas?

02 de julio de 2021.

Nunca solos.

Lectura bíblica: Romanos 8.16-39

Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 8.38-39)

Durante estos días hemos hablado mucho sobre la certeza del sufrimiento en nuestras vidas, más allá, hemos insistido en la necesidad de entender que atravesar esas crisis y adversidades pueden ser herramientas poderosas en las manos de Dios para nuestro crecimiento y madurez. Ayer concluíamos nuestro devocional asumiendo que, si realmente queremos ser instrumentos en las manos de Dios, muy al contrario de lo que enseña nuestro mundo hedonista, necesitamos asumir que el sufrimiento es parte de nuestro llamamiento como hijos de Dios y parte de nuestro ministerio en este mundo “si somos hijos también somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos 8:17)

Lo sorprendente de la enseñanza de la Palabra, es que nos asegura que en medio de la crisis y de la adversidad el Señor quiere guiarnos hacia el gozo. “Habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se regocijaron cuando vieron al Señor.” (Juan 20.20) Jesús les mostró a sus discípulos las señales del sufrimiento y del dolor más terrible, pero lejos de llevarlos a la tristeza o al lloro, los llevó a regocijarse. Aquellos hombres, escondidos en una habitación, con las puertas cerradas por miedo, fueron transformados y se convirtieron en valientes dispuestos a dar sus vidas por Aquel que murió en una cruz. Ellos, y los demás discípulos que han sido llamados y enviados por Jesús a partir de aquellos, lo fueron para ser instrumentos de bendición, pero no exentos de sacrificio y dolor “Y le dijo el Señor: —Ve, porque este hombre me es un instrumento escogido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.” (Hechos 9.15-16), pero con la seguridad de que es posible vivir en la Paz de Dios en medio de la prueba “En esto os alegráis, a pesar de que por ahora, si es necesario, estéis afligidos momentáneamente por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe -más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego- sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo” (1ª Pedro 1.6-7)

La cuestión es ¿por qué es posible esto? ¿cómo se puede vivir en la Paz y en el Gozo en medio de la crisis y de la adversidad? La respuesta que encontramos en la Biblia es que, esto solo es posible por la presencia real del Señor, del Buen Pastor, en medio de nuestra vida ¡No hay otra fórmula, que la fortaleza y obra del Ayudador en nosotros! “No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia.’… Porque yo, Jehovah, soy tu Dios que te toma fuertemente de tu mano derecha y te dice: ’No temas; yo te ayudo.’” (Isaías 41.10,13)

Dios no dice que nos sacará de todos los problemas, pero si nos promete que no estaremos solos en ellos, que Él será quien estará con nosotros en medio de las aguas o del fuego “Pero ahora, así ha dicho Jehovah, el que te creó, oh Jacob; el que te formó, oh Israel: «No temas, porque yo te he redimido. Te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás; ni la llama te abrasará” (Isaías 43.1-2) Cuando nosotros decidimos hacer a Cristo nuestro Señor y Salvador, podemos estar seguros de que Él no nos dejará, ni nadie nos arrebatará de Su mano “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación? ¿angustia? ¿persecución? ¿hambre? ¿desnudez? ¿peligros? ¿espada?” (Romanos 8.35).

Sí, todos vamos a pasar por tiempos de conflicto y dolor, pero si nosotros disponemos nuestro corazón para ser transformado por el Señor, Su presencia será suficiente para nosotros “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones.” (2ª Corintios 1.3) Y no solo para nosotros, sino también para que seamos instrumentos en Sus manos para traer sanidad y restauración a otros. “De esta manera, con la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios, también nosotros podemos consolar a los que están en cualquier tribulación.” (2ª Corintios 1.4)

Querido, el Señor nos envía a una Misión maravillosa, la misma a la que Él fue enviado. Cuando comprendemos el verdadero sentido y propósito de nuestra vida, incluidos el sufrimiento, las crisis y adversidades que vivimos, estaremos capacitados para decir con nuestro Señor: “El Espíritu del Señor Jehovah está sobre mí, porque me ha ungido Jehovah. Me ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres, para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel, para proclamar el año de la buena voluntad de Jehovah y el día de la venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los que están de duelo, para proveer a favor los que están de duelo por Sion y para darles diadema en lugar de ceniza, aceite de regocijo en lugar de luto y manto de alabanza en lugar de espíritu desalentado.

(Isaías 61.1-3)