TIEMPO Y LUGAR PARA DIOS.

08 de abril 2021.

La Gracia y Plenitud del Espíritu Santo en

nuestras Disciplinas Espirituales.

Lectura Bíblica: 2ª Timoteo 1:9-2:1

“Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras,

Sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús…Guarda el

buen depósito por el Espíritu Santo que Mora en nosotros». VV.9 y 14

Introducción. –

Seguimos reflexionando en esta semana acerca de la Gracia, ese don inmerecido y que el Señor derrama abundantemente sobre sus hijos a los que ama incondicionalmente.

Pablo le recuerda a su hijo en la fe, Timoteo, que avive “el fuego del don de Dios” que había recibido, a fin de poder desarrollar la Obra ministerial en Éfeso, tras la próxima partida de Pablo a la presencia del Señor. En este primer capítulo le exhorta a no avergonzarse del evangelio de la Gracia, a dar testimonio del Señor y a sufrir aflicciones por causa de este evangelio transformador. Le recuerda:

1. Que Él nos salvó y llamó con un llamamiento santo. No es pues mérito, no es esfuerzo humano, no es capacidad intelectual ni sabiduría de este tiempo lo que hará de Timoteo, y de nosotros, que esa Gracia fluya poderosamente por la acción del Espíritu Santo en el avance del Evangelio del Reino. “no conforme a nuestras obras…” v.9b

El Señor tomó la iniciativa al salvarnos y Él fue quien nos llamó a ser santos.

2. Que fue por la Gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de la fundación del mundo. Dios había pensado en un plan redentor, dado que ninguno podríamos ni salvarnos ni “mover un solo cabello” para hacer la Misión que nos enmendaría. V.9c

3. Que esa Gracia ha sido derramada en nuestros corazones como un depósito (lugar donde se custodian, guardan objetos de valor que se nos han confiado con la obligación de responder de ellos cuando se nos pidan). Pablo quiere que Timoteo entienda que lo recibido no es propiedad suya, ni la salvación, ni el llamamiento ni el Espíritu Santo; todo es una obra de GRACIA, DEPOSITADA EN NUESTROS CORAZONES para que desarrollemos nuestra labor como discípulos fructíferos. “Guarda el buen depósito, por el Espíritu Santo que mora en nosotros” v.14.

Es por ello, amados hermanos, que la Gracia de Dios es un aspecto fundamental en la vida plena en el Espíritu.

Sin la Gracia,

a. Nuestras vidas serían mediocres, pusilánimes, sin poder y sin ninguna influencia para nadie en cuanto a la manifestación del Reino de Dios y sus repercusiones. Por ello Pablo le insta, exhorta “Aviva el fuego del don que está en ti, Timoteo…”. Dado por Gracia, mediante el Espíritu Santo. Esa Gracia de Dios nos hace vivir en plenitud espiritual; sabernos incapaces por nosotros mismos de hacer nada por el Señor -que todo es por Su Gracia-, que hace que nos vaciemos de nosotros mismos y necesitemos constantemente ser llenos y seguir llenándonos (verbo en presente continuo….) del Espíritu Santo. Efesios 5:18.

b. Nuestro desarrollo como discípulos sería inoperante, sin fruto. La carne afloraría constantemente, la competencia de unos con otros nos enfrentaría y dividiría, nos sentiríamos superiores los unos a los otros y querríamos hacer la obra por nosotros mismos, pretendiendo ganar mérito… Recordemos: “…No por obras, para que nadie se gloríe… Efesios 2:8,9. Sí, amados; todo es por Gracia; la vida en el Espíritu es por Gracia, los dones que adornan y hacen desarrollar el ministerio que hemos recibido, son una obra de Gracia, nunca un mérito.

Es por ello, hermanos amados, que cuanto más vivamos en la Gracia, más podrá el Espíritu Santo obrar con plenitud en y a través de nosotros, y ello afectará grandemente al desarrollo de las disciplinas espirituales que estamos estudiando y practicando durante este tiempo.

A través de la plenitud (llenura) del Espíritu Santo y la Gracia manifestada en la vida del Señor Jesucristo (1:10) Pablo le dice a Timoteo, y nos lo enseña a todos nosotros hoy:

Tú, pues hijo mío, esfuérzate en la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí…encarga a hombres fieles…idóneos para enseñar también a otros” 2:1

Timoteo, como muchos de nosotros, se sentía incapaz para realizar la tarea tras la partida de Pablo; se sentía acobardado, temeroso, inseguro…, como tú y como yo seguramente. Pero el Señor nos recuerda en este texto:

1. La Obra es por Gracia; solamente por la Gracia de Dios

2. Realizada a través del Su Espíritu Santo llenando nuestras vidas.

3. Siendo discípulos disponibles como vasos de barro, canales…, a través de los cuales la Gracia de Dios opera de manera manifiesta y poderosa por la acción del Espíritu Santo

4. Ocupándonos en las disciplinas espirituales y reproduciéndonos en otros como verdaderos discípulos del Maestro, cumpliendo así nuestra tarea como Comunitat en Misión. Amén.

Modesto Palop