ERES TESTIGO.
Leer capítulo 1 de Hechos.
El libro de Hechos es una continuación de la historia de Jesús y Su iglesia. En su evangelio, Lucas repasa la historia de Jesús desde su nacimiento hasta su ascensión. En el libro de Hechos Lucas va a contar sobre el crecimiento de la iglesia primitiva.
En el capítulo uno de Hechos, Lucas empieza con un breve resumen del tiempo de Jesús en la tierra entre su resurrección y ascensión. Jesús se apareció a sus discípulos en muchas ocasiones durante un período de 40 días después de su resurrección.
Jesús entonces mandó a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre la cual era que ellos serían bautizados con el Espíritu Santo en unos días. ¡Pero fíjate en la respuesta de los discípulos! Después de este anuncio estupendo, preguntaron diciendo: “Jesús ¿vas a restaurar el reino a Israel en este tiempo?” Todavía estaban enfocados en un reino terrenal.
Jesús fue bondadoso en su respuesta. Solo les dijo que no les tocaba a ellos saber los tiempos, porque el Padre tiene eso en su potestad. Entonces repitió de nuevo la promesa de que el Espíritu Santo vendría sobre ellos, y cuando hubiese venido serían sus testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Después Jesús fue elevado al cielo. De repente vinieron dos hombres vestidos de blanco (ángeles) y les preguntaron a los discípulos: “¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, así vendrá como la habéis visto ir al cielo.”
Al final de su evangelio, Mateo concluye con un mandamiento, lo que llamamos la Gran Comisión. Jesús mandó a los discípulos: “id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” Mateo terminó con la promesa maravillosa de Jesús a sus discípulos, (y a todos nosotros): «Estoy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.»
En Hechos 1:8, Lucas nos da esta promesa de Jesús: «Seréis mis testigos». Sabemos por la historia del libro de Hechos que esto es exactamente lo que sucedió. Desde antes del principio del mundo, Dios tuvo un plan para redimir a Su pueblo. Vemos a lo largo de toda la Biblia el desarrollo de este plan. Y Dios todavía está en el proceso de redimir al pueblo por sí mismo. En Apocalipsis 7:9-10 Juan nos da una imagen de una multitud de toda tribu, lengua, y nación que estaban delante del trono de Dios, dándole gloria y adoración. Cuando Dios nos hace una promesa, podemos estar confiados en que se cumplirá.
Así que Dios mismo nos manda: id a haced discípulos. Pero con este mandato, también nos dio dos promesas. La primera, es que Dios estará siempre con nosotros, hasta el final. Y la secunda, es que nuestro trabajo como testigos tendrá éxito. Habrá personas de todas las lenguas, tribus y nacion en el reino eterno de Dios.
Pregunta para la reflexión: Sólo tengo una pregunta importante que debemos considerar,
¿Qué clase de testigo eres?
Si afirmamos que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador, entonces somos Sus testigos. Podremos tener un buen testimonio o un mal testimonio, pero será un testimonio. Cuando Bonnie y yo éramos padres de la residencia de los chicos mayores (17 y 18 años) del colegio cristiano en Kenia, siempre les impartimos este desafío: “Todos vosotros seréis ejemplos para los alumnos más jóvenes que os admiran e imitan.” Los chicos no tenían elección de ser un ejemplo. Podrían ser un buen ejemplo o un mal ejemplo, pero siempre serían algún tipo de ejemplo, sin importar lo que querían ser o no. Lo mismo es cierto para nosotros que reclamamos a Jesucristo como nuestro Salvador.
ORACIÓN: Señor, ayúdanos hoy a ser buenos ejemplos y testigos para ti, para que podamos ser utilizados por ti para hacer verdaderos discípulos aquí en la tierra.
Tim Cook.