LOS PIES EN LA TIERRA; LA MENTE EN EL REINO.
Leer capítulo 16 de Mateo
Una de las cosas más difíciles de imitar a Jesús, de convertirnos en “cristitos”, es mantener el equilibrio entre vivir en este mundo pero con la mente en Dios. Jesús era capaz de ver y ser sensible a las necesidades de la gente, al mismo tiempo que no perdía el propósito de su venida a la tierra, tiene claro que su destino es la muerte en la cruz.
Los fariseos y saduceos también lo intentaban a su manera, aunque se desviaron demasiado hacia su propio beneficio. Cada vez que vemos que se acercaban a Jesús para probarlo, en realidad estaban obedeciendo el mandato de Moisés ante los nuevos profetas Deut 13, pero su desviación hacia ellos mismos, sus intereses y tradiciones, no les permitía ver las señales con claridad.
A eso se refiere Jesús cuando le dice a los discípulos que se guarden de la levadura de los fariseos y saduceos, de esa doctrina adaptada al beneficio propio y que te desvía de Dios.
En este capítulo podemos ver tres maneras de acercarnos a Jesús.
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Con un rechazo de antemano como los fariseos y saduceos.
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Viendo a alguien especial y atrayente como lo hacía la multitud. Vers. 14
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Como el Cristo, el Hijo del Dios viviente, así es como lo veían sus discípulos y Pedro hizo de portavoz. Vers.16
Sin duda, la manera correcta de ver a Jesús es la tercera, la de los discípulos. Lo difícil es mantener ese equilibrio de tener los pies en la tierra y la mente en la eternidad. Momentos después de hacer esa declaración, Pedro se desvía hacia su necesidad terrenal de mantener al Señor cerca y no piensa con la mente el Reino y tiene que oír esas palabras tan duras de Jesús: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Vers. 23
Coger la cruz, es decir, mirar al Señor y seguirlo cada día es imitarlo. Poner la mente en la eternidad; mantener los pies en la tierra, es decir, ser sensibles a las necesidades de los de nuestro alrededor y respondiendo con misericordia.
Preguntas para la reflexión:
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¿Quién dices tú que es Jesús?
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¿Cuán atento estás a sus señales?
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¿Eres de los que se meten en debates doctrinales o de los que actúan con misericordia?
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¿Qué haces para mantener firme tu mente en la Eternidad?
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¿Tienes los pies suficientemente en la tierra como para ver a tu prójimo? Mateo 25: 31-46
Mª Eugenia Utor.