RETIRO Y SILENCIO.

05 de Febrero 2021

Ser y hacer discípulos

Lectura Bíblica: Mateo 23 – 28

Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

(Mateo 28.18-20)

En esta semana en nuestro énfasis especial “Hacia el Crecimiento espiritual”, estamos intentando preguntarnos, y si podemos, dar respuesta, a preguntas importantes para nuestra vida en este tiempo: ¿Cuál es la meta de la vida en Cristo? ¿Cuál es la meta de la formación espiritual? ¿Qué tiene Dios en mente al llevarnos por los conflictos, el esfuerzo, el gozo y el dolor que conlleva la verdadera vida en Cristo?

En respuesta a estas preguntas, esta semana de devocionales que termina hoy (mañana compartiremos contigo un texto con una reflexión de Nouwen, ¡no te la pierdas!) hemos estado reflexionando sobre la meta y el proceso del discipulado, como la figura principal que nos presenta el Evangelio de Mateo.

Mateo nos muestra esta imagen como la de un estudiante, un discípulo enrolado en un proceso de aprendizaje de por vida, y caminando en este proceso, cada día hemos podido desgranar la explicación básica y los aspectos más destacados de este aprendizaje que encontramos en este Evangelio. El Sermón del Monte (Mateo 5-7), la Misión de los Apóstoles y su persecución (Mateo 10), los discípulos y el reino de Dios (Mateo 13), La hermandad en la comunidad de discípulos (Mateo 13), y por último hoy, el texto nos anima a ver a los discípulos como vigías, a la luz del juicio que se avecina (Mateo 23-25). El verdadero discípulo se mantiene vigilante y fiel en el servicio.

Hoy queremos enfocarnos en el último aspecto: entender y ver a los discípulos como vigías, a la luz del juicio que se avecina (Mateo 23-25), que nos recuerda que Jesús viene otra vez y Él vendrá a juzgar al mundo. Los verdaderos discípulos están vigilantes ante lo que se aproxima mientras permanecen fieles en su servicio. Sirven al pobre y continúan predicando el mensaje del Reino de Dios en Cristo a todas las naciones de la tierra. Entonces, y sólo entonces, este siglo llegará a su fin y el triunfo poderoso y visible del Reino vendrá a la tierra.

La Palabra nos muestra que no podemos separar esta última enseñanza de Mateo sobre los discípulos como vigías, de la Gran Comisión “…vayan y hagan discípulos de todas las naciones…”, ya que el Evangelio nos enseña que trata de poner en práctica la Palabra, no solo es hablar de ella, sino “ser” testigo, vivirla. La obra del discípulo dada en Mateo 28:18-20 es el clímax del Evangelio. Aquí el énfasis, como lo es a lo largo de todo el libro, está en hacer u observar la ley de Dios dada por medio de Jesús como verdadero Maestro, en contraste con el simple conocerla o hablar de ella.

Por esto, en estos capítulos de Mateo, podemos ver que Jesús es el ejemplo positivo, los fariseos y los falsos discípulos son el negativo (Mateo 23). El capítulo 24 nos insta a mantenernos firmes y confiados en la Palabra, sin dejarnos llevar por los anuncios de falsos profetas y agoreros, para llegar al capítulo 25, donde se nos anuncia que el Señor volverá y nos preguntará que hemos hecho con aquello que nos ha dado, especialmente con nuestros prójimos. Es en este contexto, con el ejemplo de la entrega absoluta de Jesús hasta la muerte, en la que Él nos envía como discípulos a hacer discípulos de todas las naciones.

REFLEXIONEMOS:

¿Estamos siendo vigías y atalayas para nuestras vidas y para nuestros prójimos, para aquellos que están a nuestro alrededor?

¿Estamos viviendo vidas de auténticos discípulos, honestas y verdaderas que nos hacen ser confiables a la hora de trasmitir el Evangelio de Cristo Jesús?

Qué le diremos al Señor cuando nos pregunte: “¿Qué hiciste con lo que te di? ¿Qué hiciste con tu prójimo que tenía hambre y sed, con el forastero, con el que estaba en la calle, y el que estaba enfermo o en la cárcel?

Mientras que vamos y caminamos en la vida ¿hacemos discípulos de Cristo? ¿Les enseñamos lo que Él nos mandó?

Jorge Manuel Pérez Zúñiga