ROMANOS – DIA 4

ROMANOS – Día 4

Los judíos y la ley

17 Tú te llamas judío, te apoyas en la Ley y te glorías en Dios;
18 conoces su voluntad e, instruido por la Ley, apruebas lo mejor;
19 estás convencido de que eres guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas,
20 instructor de los ignorantes, maestro de niños y que tienes en la Ley la forma del conocimiento y de la verdad.
21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de robar, ¿robas?
22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?
23 Tú que te jactas de la Ley, ¿con infracción de la Ley deshonras a Dios?,
24 pues, como está escrito: «El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros».
25 La circuncisión, en verdad, aprovecha si guardas la Ley; pero si eres transgresor de la Ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.
26 Por tanto, si el incircunciso guarda las ordenanzas de la Ley, ¿no será considerada su incircuncisión como circuncisión?
27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la Ley, te condenará a ti, que con la letra de la Ley y la circuncisión eres transgresor de la Ley.
28 No es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;
29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no según la letra. La alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios.