JUAN – Día 10
La autoridad del Hijo
19 Respondió entonces Jesús y les dijo: –De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente,
20 porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os admiréis.
21 Como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida,
22 porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,
23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió.
24 «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
26 Como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
27 y, además, le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre.
28 No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
29 y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
Testigos de Cristo
30 «No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió.
31 Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
32 Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.
33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.
34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; sin embargo, digo esto para que vosotros seáis salvos.
35 Él era antorcha que ardía y alumbraba, y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan: las obras que el Padre me dio para que cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
37 También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,
38 ni tenéis su palabra morando en vosotros, porque no creéis a quien él envió.
39 Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí;
40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
41 «Gloria de los hombres no recibo.
42 Pero yo os conozco, que no tenéis el amor de Dios en vosotros.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en su propio nombre, a ese recibiríais.
44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre. Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza, es quien os acusa,
46 porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.
47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?