HACIA LA PLENITUD DEL ESPÍRITU VI

BUSCA LA MOTIVACIÓN CORRECTA

Leer capítulo 6 de Mateo

El capítulo 6, se relaciona con el punto de vista tradicional de lo que era la justicia para los judíos (entre otras: limosna, oración y ayuno). Y aunque, en Oseas 6:6, Dios ya le recuerda a su pueblo que “…misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”, ellos seguían viviendo en religión y no en relación, en obras y no en fe, en cumplir y no en vivir. Jesús, aquí les recuerda de nuevo que la intención del corazón lo es todo, les lleva a reflexionar sobre sus verdaderas motivaciones (así como hoy nos hace reflexionar a nosotros/as sobre las nuestras).

En general, en este capítulo, podemos encontrar dos verdades centrales, a saber:

1) Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres: Jesús nos indica que no debemos hacer cosas justas por el bien de nuestra imagen, persiguiendo la aprobación de los demás, sino buscando agradar solo a Dios.

2) De otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos: La idea es que cuando hacemos buenas obras por la atención y aplauso del hombre (y la mujer), su atención y aplauso ya es nuestra recompensa. Pero cuando las hacemos con la motivación adecuada, la de agradar a Dios, Él nos recompensa.

Como bien dice Jesús en este capítulo, nadie puede servir a dos señores. Nadie, tú tampoco. No puedes agradar a Dios y a los demás, es imposible, por el simple hecho de que son incompatibles. De manera que, cuando estás pendiente de agradar a otros, esto te lleva a hacer lo que los demás quieren y no lo que tú o Dios queréis hacer, y te impide, en muchas ocasiones, hacer lo correcto. Piensa, ¿cuántas veces te has visto haciendo lo que no querías por la opinión de los demás? Así, casi sin darte cuenta, te condenas a vivir en una preocupación constante sobre tu imagen, tu valía y tu capacidad, en un estado constante de alerta, donde la relajación no tiene cabida. De ahí que, nuestro Señor, en este capítulo, nos haga también un llamado a no afanarnos (preocuparnos), aportándonos dos valiosas lecciones para una vida sin preocupación:

1) No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal. Vive cada día como si fuera el último (dime, ¿quién te garantiza que vas a sobrevivir a este día?). Deja de preocuparte (de vivir en el futuro) y empieza a ocuparte (vive el presente, y disfrútalo).

2) Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Pon a Dios como la máxima prioridad en tu vida, “y tu Padre que ve en secreto te recompensará”. Por tanto, busca tesoros en el cielo, que son eternos, y no en la tierra, que son perecederos. Busca agradar a Dios y no a los demás.

PREGUNTAS PARA DISCERNIR.

¿Estoy viviendo religión y no relación? ¿Qué me está impidiendo tener una relación estrecha con Dios? ¿Estoy teniendo una vida devocional abundante? ¿Oro en diversos momentos del día? ¿Vivo una vida de gratitud a Dios? ¿Dónde estoy poniendo mi tesoro, cuál es mi motivación en esta vida? ¿Estoy buscando primeramente el Reino de Dios y su justicia? ¿Es posible una vida donde no tenga que agradar a otros y sí a Dios y a mí mismo/a? ¿Qué puedo hacer para conseguirlo?

Juan Andrés Durán.