SENCILLEZ.

25 de mayo 2021.

Generosidad y Paz.

Lectura bíblica: Lucas 12.13-34

“Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:20)

En este día volvemos a un conocido texto que ya hemos usado en estos devocionales, la parábola del “rico necio o insensato”, que encontramos en el capítulo 12 del Evangelio de Lucas. Es muy llamativo y casi único en los evangelios, que Jesús llamara a este hombre “necio”. ”Dios le dijo: Necio…” (Lucas 12.20).

Nos podemos preguntar qué hizo este hombre para que recibiera este calificativo tan fuerte de parte del Señor, cuando la verdad es que su forma de actuar la hubiéramos suscrito muchos de nosotros sin vacilar, y seguramente sea nuestra manera de proceder diariamente. Este hombre había tenido una gran cosecha y el tomo la decisión de almacenarla “Esto haré: Derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes” (Lucas 12:18) ¿Qué se supone que debería haber hecho, entonces?

La enseñanza de Jesús, de nuevo, nos lleva a pensar e ir un paso más allá de lo que es nuestro proceder habitual. Los valores del Reino, a los cuales el Señor nos invita a vivir, nos desafían a tomar caminos mucho más elevados y sobre todo que van más allá de solamente poner mi vida en el centro de toda la ecuación, que muy por el contrario a lo que podíamos pensar, lo que hace es complicarnos y dificultar nuestra vida. En esta enseñanza, Jesús nos muestra que Dios había bendecido al granjero (te invito a leer los versículos 22 al 31 de este capítulo 12). El Señor había sido el verdadero proveedor y le había dado abundantes cosechas, pero a este hombre necio ni tan siquiera se le pasó por la mente que quizás Dios lo había bendecido para que él bendijera a otros. No se le ocurrió la idea de compartir su abundancia con aquellos en necesidad, lo cual le robo la bendición de disfrutar de ser él mismo un canal de bendición, de gozarse con los demás, de ver lo que la generosidad produce en otros y en uno mismo, sentirse parte del plan de Dios y poder vivir una vida sencilla y plena. Cuando nosotros buscamos primeramente el reino de Dios, no nos es necesario complicarnos la vida construyendo grandes graneros, peleando por tener, qué comeremos, qué beberemos, con qué nos vestiremos, sino que podemos vivir confiados en que “todas estas cosas os serán añadidas” (Lucas 12.31), lo que nos dará la oportunidad de poner nuestra mirada en lo que es importante y esencial.

En segundo lugar, Jesús nos enseña que aquel hombre necio concluye que su abundancia le dará paz y tranquilidad: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate” (Lucas 12:19). Pero nada podría estar tan alejado de la verdad. Este granjero se siente realizado, seguro, tranquilo porque sus graneros están repletos y por lo tanto ahora puede disfrutar y descansar. Su paz, bienestar y seguridad están claramente basadas en la cosecha almacenada en sus graneros. Cuantos más frutos, propiedades, poder, tiene, más seguro cree estar. Ya que él sueña con hacer graneros enormes y que estos rebosen, él llega a la conclusión, y se prepara, a tener una vida segura; pero Jesús nos enseña que esta suposición solo podemos tenerla siendo unos necios ““Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma” (Lucas 12:20). Almacenar tesoros en la tierra, muchas veces nos lleva a olvidar a Dios y perder el propósito de nuestra vida “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Lucas 12:21).

Pero ¿cuántas veces nosotros apoyamos nuestra seguridad en lo que tenemos almacenado, en lo que hemos recogido y guardado con tanto afán? Y este guardar lo único que realmente nos trae es quebraderos de cabeza y complicación, obligándonos a vivir afanados, lejos de la verdadera paz y la sencillez “. Jesús nos dice que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15), sino en entregar lo que somos y tenemos en sus manos “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará” (Marcos 8:35). Nuestra búsqueda de posición, de tesoros, lo que hace es robarnos la vida, realmente cuando nos entregamos y decidimos vivir en sencillez, es cuando podemos disfrutar de una vida abundante “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.“ (Lucas 12.29-30)

¿Realmente queremos vivir una vida plena, abundante y de bendición? Practiquemos la disciplina espiritual de la sencillez, dejando en manos de Dios todo aquello que tenemos y necesitamos. Compartamos la bendición que Dios nos da, busquemos primero el reino de Dios y Él ordenará nuestros valores y nuestras vidas para que podamos vivir en perfecta y verdadera paz y seguridad.