INTEGRIDAD.

15 de junio de 2021.

En lo bueno y en lo malo.

Lectura bíblica: Génesis 20:1-7, Job 2.1-10

“¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? En todo esto Job no pecó con sus labios” (Job 2:9-10).

Hoy en día realizamos compromisos con mucha facilidad. Nos adentramos en decisiones que a menudo no hemos reflexionado bien, y cuando llega el momento de afrontar los primeros obstáculos, nos echamos para atrás. Creemos que vamos a caminar juntos en lo bueno y en lo malo, y así comenzamos matrimonios, negocios, relaciones que creemos van a ser eternas. Pero cuando vemos ante nosotros una realidad diferente, un camino estrecho, un reto evidente, miramos hacia otro lado y cambiamos fácilmente de postura. Y este es uno de los aspectos más recurrentes que ponen en evidencia nuestra necesidad de ser íntegros: la fidelidad.

Hoy presentamos dos textos que nos hablan de ello. Por una parte, vemos a un hombre elegido por Dios para ser el comienzo de su obra redentora para la humanidad, ¡ni más ni menos! Abraham, por segunda vez, ante los peligros de su peregrinaje, miente, y no confiesa que Sara es su esposa cuando Abimelec, rey de Gerar, la toma para su harén. La razón: el miedo, el temor por su vida. Abraham pone en marcha una estrategia, ya utilizada con anterioridad en Egipto, con el fin de sobrevivir, aún haciendo de este modo peligrar la descendencia prometida. Puso en peligro pues todo su futuro, y el del pueblo elegido. Sin embargo, Abimelec, un monarca ajeno a los caminos de Dios, puede escucharle en un sueño. El Señor le reconoce la integridad de su corazón, y le protege de la mala decisión de tomar a Sara, así como de las consecuencias que ello le acarrearía, a él y a su nación. Dios le ayuda a resolver esta complicada situación a la que el elegido Abraham le había llevado. ¿Qué ha ocurrido aquí? ¿se han cambiado los papeles? ¿quién nos está dando el verdadero ejemplo de integridad?

Sabemos que en ocasiones es difícil decir la verdad, y para los cristianos en esta época poscristiana mucho más. Podemos identificarnos con Abraham cuando maquillamos nuestros errores: total, era una “verdad a medias”, ya que Sara era su medio hermana (v12). Pero vemos como lo peor que podemos hacer hacia este mundo es dar este ejemplo de falta de fidelidad, uno de los aspectos claves de la integridad de corazón. No podemos dejar que como cristianos seamos un ejemplo pésimo en este aspecto para esta sociedad. Es el mayor obstáculo para nuestra misión. Es lo que ha apartado de Dios a muchísimas personas que ven nuestros actos por encima de nuestras predicaciones. Pero tampoco podemos dejar de valorar el corazón de aquellos que sin ser cristianos nos dan mil lecciones.

La segunda historia es conmovedora, nos habla de la fidelidad de un hombre justo, recto, intachable, Job, puesto a prueba en su integridad hasta límites insospechados. Pierde toda la familia, las posesiones, se queda sin nada, y Dios le pone como ejemplo de ser íntegro ante el mismo diablo que le hizo todo el mal (Job 2:3). Aún así el daño aumenta más aún, llegando al dolor más terrible. Y encima, su mujer le menosprecia brutalmente, incitándole a perder su integridad de una vez, a maldecir a Dios y a dejarse morir. Entonces es cuando Job responde: ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? (v10).

Aunque el libro de Job tiene mucho de qué hablar, quedémonos hoy con esta pregunta. La persona íntegra se mantiene en rectitud, a pesar de los eventos o situaciones que pueda vivir, haciendo frente a las condiciones adversas. La integridad implica confianza plena en Dios, implica fidelidad, que es un reflejo de quien es Dios, quién fue fiel a pesar de lo que ello supuso, a pesar de la Cruz, por amor a esta humanidad infiel.

Si queremos crecer espiritualmente, necesitamos tomar decisiones que nos ayuden a desarrollar un carácter íntegro, tanto por nuestra propia madurez, como por nuestra misión de ser de bendición a este mundo falto de esta integridad, pero totalmente necesitado de ella. No nos dejemos llevar por el ruido de aquellos que nos preguntan lo mismo que la esposa de Job: ¿aún conservas tu integridad? (Job 2:9). Que nuestra respuesta sea la misma de Job, tanto en lo bueno como en lo malo mi corazón quiere encaminarse siempre a estar en el centro de la voluntad de Dios.

Realmente la Palabra está llena de vida, de relatos en los que nos podemos identificar, de situaciones en las que los personajes más increíbles, los héroes de la fe, manifiestan su vulnerabilidad. Aprendamos pues de ello, bebamos de esa fuente de agua viva para ser transformados, sin mirar la paja en el ojo ajeno, tratando siempre de sacar la viga del nuestro.

REFLEXIONEMOS: ¿Cuál es tu respuesta como cristiano ante las situaciones adversas? ¿Está más cercana a la de Abraham? ¿o a la de Job? Caminemos juntos, apoyémonos, pues mantenerse en el camino en lo bueno y en lo malo, requiere de nuestra decisión de confiar plenamente en Dios y serle fiel, lo que es más llevadero si como Comunidad nos apoyamos unos a otros.

Paloma Ludeña Reyes