04 de Febrero 2021
Crezcamos en nuestras relaciones como Comunidad de Discípulos
Lectura Bíblica: Mateo 18
El Evangelio de Mateo nos muestra a Jesús como el Rey, y vemos a lo largo del texto cómo Jesús enseña por medio de parábolas acerca del Reino de los cielos y sus implicaciones.
En el capítulo 18 Jesús quiso enseñarles (y nos enseña a nosotros…) que en el Reino todo funciona de manera muy diferente a como se perciben y funcionan en este mundo. Para ello nos enseña tres aspectos, tres disciplinas, en las cuales debemos ser ejercitados diariamente como Comunidad de discípulos de nuestro Maestro.
-
La Humildad: Amor en servicio. Cuestión de actitud. En este reino de tinieblas la humildad se concibe como sinónimo de debilidad, tibieza, apocamiento, fracaso…”no apto para el éxito…”. Sin embargo, el Señor les está enseñando que en el Reino de los cielos el mayor es el menor y el más grandes el más pequeño; para ello les da un ejemplo muy pedagógico al poner en medio de ellos a un niño, mientras ellos discuten acerca de quién de ellos será el mayor como nos narran los evangelios en Marcos y Lucas.
La característica de la fraternidad de discípulos debe ser la humildad, no hacer tropezar, caer a los más débiles con nuestra conducta arrogante y orgullosa; nos insta a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos (Fil. 2:3,4) y estar dispuesto a servir siempre. Esta debe ser la actitud permanente del discípulo humilde que demuestra su amor en servicio a la Comunidad. Mateo 18:1-9
-
La Compasión: Amor incondicional. Esta característica debe mostrarse en misericordia. Jesús les está enseñando a sus discípulos y nos sigue enseñando hoy a nosotros, amados hermanos, a demostrar en amor sin condiciones (vv 10-14). Para ello les habla acerca de esta parábola de la oveja perdida. En ella Jesús nos enseña que nadie carece de importancia para Dios; que todos nos necesitamos unos a otros; que en la hermandad de discípulos hay débiles, algunos caemos alguna vez, otros se “alejan” del rebaño por enfriamiento, luchas fuertes, desánimo, depresión…, pero Jesús viene a buscarnos porque nos ama; tiene compasión de nosotros y que debemos hacer así los unos para con los otros, enseñándonos acerca de la compasión que debemos desarrollar en la Comunidad, máxime en estos tiempos difíciles de “aislamiento” y falta de “contacto físico-fraterno”. Un tiempo de pandemia que está afectando a tantas personas y que impacta también en nosotros como creyentes.
-
El Perdón: Amor que no espera ser correspondido. Sanidad en nuestras relaciones. En los versículos 15-35 Jesús desarrolla el tema de las relaciones interpersonales dentro y fuera de la comunidad de discípulos. El perdón debe ser ejercido siempre y nuevamente el Señor les enseñará este Principio en el Reino con otra parábola magistral: el siervo que no quiso perdonar. El Maestro nos muestra con claridad a Quién perdonar, cómo, cuándo, cuántas veces y por qué hacerlo.
Queridos hermanos, el perdón no es un sentimiento; nadie siente que tiene que perdonar… El perdón, como el amor, es un acto que brota de la voluntad (Dios en Cristo lo manifestó de esta manera…) en el versículo 15 Jesús lel enseña que quien debe dar el primer paso para perdonar es el ofendido, el “inocente”, el “no culpable”; el ofensor no lo hará en su ira y resentimiento… (si tu hermano peca contra ti, ve tú…)
¿Cómo hacerlo?: confrontando la situación y arreglar cuentas…
¿Cuándo hacerlo?: enseguida (no se ponga el sol sobre vuestro enojo…)
¿Por qué?: Porque el Señor nos perdonó sin merecerlo y lo requiere de sus discípulos; porque el perdón sana, libera, restaura y reconcilia al ofensor y al ofendido…)
“Lo que atéis…y desatéis en la tierra…quedará atado…y desatado en el cielo…” “Cuántas veces…perdonaré… setenta veces siete…” (490 veces, es infinitamente, siempre…) Efesios 4:31, 32.
Para ilustrar esta enseñanza Jesús nos habla acerca del siervo ingrato e indolente; un siervo perdonado mucho y que no quiso perdonar poco… vv.23-35. A través de esta parábola Dios nos enseña cuánto nos amó y perdonó en Cristo Jesús, cómo debemos amar y perdonar, con misericordia, las ofensas, los agravios y esas “pequeñas cosas” que nos ofenden tanto…, así como estar dispuestos, con humildad, a pedir perdón cuando ofendemos (y lo hacemos muchas veces con nuestra lengua y actitudes…)
Aquel siervo ingrato la debía al rey el sueldo de sesenta millones de días de trabajo (10.000 talentos), imposible de pagar…; movido a misericordia aquel rey le perdonó TODA la deuda. Perdonado este siervo, saliendo vio a uno de sus consiervos que le debía el salario de tres meses de trabajo (100 denarios) y en un arranque de ira inmisericorde, el miserable siervo perdonado echó en la cárcel a aquel pobre consiervo. Y sabemos cómo termina la parábola… “Este hombre permanecería aún en la cárcel en nuestros días…
De la misma manera que hemos sido perdonados y nuestra deuda saldada en la cruz, así debemos hacer como discípulos en nuestra comunidad. Aprendamos del Maestro a cómo debemos ser como hermanos.
REFLEXIONEMOS:
-
Seamos ejemplos de HUMILDAD para con todos, manifestando nuestro amor en servicio.
-
Mostremos COMPASIÓN incondicional para con todos, manifestando nuestro amor en misericordia.
-
Ejerzamos el PERDÓN unos a otros en nuestras relaciones cotidianas, manifestando nuestro amor que no espera ser correspondido, que no espera a que dé el primer paso “el otro…”, sino que toma iniciativa, va, perdona, abraza y promueve la reconciliación…
Que manifestemos estas actitudes que fueron evidentes y manifiestas en la vida y ministerio de Jesús, nuestro Señor y Maestro. Amén
Modesto Palop Campos