JUAN – Día 14
Ríos de agua viva
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: –Si alguien tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
División entre la gente
40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: «Verdaderamente este es el Profeta».
41 Otros decían: «Este es el Cristo». Pero algunos decían: «¿De Galilea ha de venir el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura que de la descendencia de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?»
43 Hubo entonces división entre la gente a causa de él.
44 Y algunos de ellos querían prenderlo, pero ninguno le echó mano.
¡Nunca ha hablado hombre así!
45 Los guardias vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos. Entonces estos les preguntaron: –¿Por qué no lo habéis traído?
46 Los guardias respondieron: –¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
47 Entonces los fariseos les preguntaron: –¿También vosotros habéis sido engañados?
48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes o de los fariseos?
49 Pero esta gente que no sabe la Ley, maldita es.
50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos:
51 –¿Juzga acaso nuestra Ley a un hombre si primero no lo oye y sabe lo que ha hecho?
52 Respondieron y le dijeron: –¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado un profeta.
53 pero Jesús se fue al Monte de los Olivos.