03 de julio de 2021
La Misericordia Severa.
Lectura bíblica: Job 5
“Porque él hace doler, pero también venda; él golpea, pero sus manos sanan.”
(Job 5.18)
Hoy compartimos el testimonio de Chuck Colson, quien experimentó un profundo quebrantamiento en medio de una crisis política y personal, cuando servía como auxiliar del presidente de EEUU, Richard Nixon. Eventualmente esta crisis le llevaría a un periodo de encarcelamiento. Colson escribe sobre el quebrantamiento que le sobrevino al comenzar a percibir la realidad y el poder de Dios en su propia vida. Se refiere al quebrantamiento como la “misericordia severa”, y describe cuán esencial resultó ésta al principio para atraerle a Dios. Este es su relato:
“De repente, me sentí desnudo e inmundo; mi soberbia y mis defensas se derrumbaron. Me sentía expuesto y desprotegido, porque las palabras de [C.S.] Lewis me describían a la perfección. Un pasaje en particular resumía lo que nos había pasado a todos nosotros en la Casa Blanca: ‘Porque el orgullo es un cáncer espiritual; éste devora la misma posibilidad del amor, la satisfacción, e incluso el sentido común…’
Las lágrimas me corrían sin control según salía de la casa de mi amigo en mi vehículo. Aquella noche no había luces en la calle, ni brillaba la luna. Las luces de mi vehículo lo iluminaban todo delante de mí, pero estaba llorando tanto que era como intentar nadar debajo del agua. Detuve el vehículo a un lado de la calle, a no más de 100 metros de la casa de mi amigo; las ruedas se hundían en el lecho de agujas de pino.
Recuerdo deseando que mis amigos no me escucharan sollozar, ya que era el único sonido además del chirrido de los grillos que penetraba el silencio de la noche. Con la cara hundida en mis manos, y mi cabeza sobre el volante, me olvidé de mi machismo, de mis máscaras, y del temor a ser débil. Al hacerlo, comencé a experimentar un maravilloso sentimiento de liberación. Entonces, me vino una sensación extraña de que el agua no sólo corría por mis mejillas, sino que también fluía por todo mi cuerpo, limpiándolo y refrescándolo a su paso. Mis lágrimas ya no eran de tristeza o remordimiento, ni de gozo; sino que de alguna manera, eran lágrimas de alivio.
Fue entonces que elevé mi primera oración genuina: ‘Dios, no sé cómo encontrarte, pero voy a intentarlo. Ahora mismo no soy gran cosa, pero quiero entregarme a ti’. No sabía qué más decir, así que repetí una y otra vez la palabra ‘Tómame’. Permanecí allí en el vehículo, con los ojos empapados, orando y pensando por una media hora, quizás más; solo en la quietud de la noche. Pero por primera vez en mi vida no me encontraba solo.
Es de esta manera que empecé a conocer a Dios de forma personal; pero creo que la mayoría de los creyentes necesita pasar por un periodo de quebrantamiento para realmente conocer la gracia de Dios. ¿No es esta la esencia de nuestra fe -la necesidad de conocer la miseria de nuestro estado pecaminoso, para que podamos volvernos al Señor y ser rescatados? Para muchos de nosotros, la misericordia de Dios tiene que ser severa; una misericordia que permite que lleguemos al final de nuestras posibilidades, para que así podamos ver nuestra necesidad de él. Ciertamente mi vida ha sido un ejemplo de la misericordia severa de Dios que quebranta a aquellos que él ama”
(Charles Colson, Nací de Nuevo. págs. 113, 116-117)
Para terminar este día, queremos comentarte que estamos llegando al final de este tema de adversidad y, en nuestra planificación de este énfasis “Hacia el Crecimiento Espiritual”, la semana que viene será especial. Normalmente, como imaginamos que sabrás después de más de seis meses, una semana tratamos un tema y a la siguiente una disciplina. Pero la semana que viene no vamos a trabajar ninguna de las disciplinas espirituales, y por lo tanto no tendremos ni devocionales ni el taller sobre la disciplina (Aunque si eres de la Comunitat, el próximo miércoles a las 20:00 horas, tendremos una reunión muy especial de oración en la Casa de la Comunitat en Bellreguard ¡No te la pierdas!)
Hemos hecho esto por dos razones que te explicaremos el lunes en un corto devocional, pero te animamos a preparar tu corazón para que uses esta semana que viene para buscar por tu cuenta la puesta en marcha de las disciplinas espirituales y seguir caminando hacia el cumplimiento del Plan de Dios en tu vida. Nosotros volveremos el lunes de la semana siguiente, para cerrar este viaje con las dos últimas semanas, en las cuales trataremos con el último tema y la última disciplina espiritual.
¡Ánimo, mi hermano y amigo! Lo mejor está por venir y el Señor tiene planes maravillosos para nuestras vidas. Sigamos con la vista puesta en Jesús, sabiendo que el Señor nos dice “Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces.” (Jeremías 33.3)