18 de junio de 2021.
Integridad en Comunidad.
Lectura bíblica: 2º Crónicas 19:4-11
“Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable” (Efesios 5.26-27)
Según lo que hemos estado viendo en los devocionales y estudio de esta podemos decir que “la integridad es la entrega total a Dios, la cual resulta en el discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto; es el compromiso de fidelidad a lo correcto, aun ante circunstancias adversas; también es la franqueza o palabra clara, al decir a los demás lo que hacemos y por qué lo hacemos.” (David Fraser, Hacia el crecimiento espiritual, p. 12) Esta definición nos habla de que la integridad se enraíza en lo profundo de nuestro ser y se manifiesta en el exterior, en nuestro actuar diario. Como hemos mencionado en varias ocasiones, somos una sola pieza, y nuestra vida debe tener una sola cara, como decía Kierkegaard “un corazón que desea una sola cosa”, y esta integridad nos guiará a tener éxito en nuestras metas y retos personales.
Pero esta cualidad de nuestro carácter no debe quedarse solo en lo personal, somos llamados a vivirla y expresarla en comunidad. La mayoría de los que veremos o leeremos este devocional vivimos en medio de culturas y sociedades “cristianas”. Y aunque es verdad que, al menos en España, esto es una realidad que se está perdiendo a marchas forzadas, y el secularismo está siendo preponderante, no podemos ocultar que existe una crisis de valores en la cristiandad, porque una amplia pluralidad de la población que dice ser cristiana vive totalmente alejada de los valores del Evangelio de Jesús. Si nos ponemos a observar con atención, veremos que la diferencia de vida entre los que se declaran no cristianos y los que somos “parte” de la Iglesia, son casi imperceptibles, escasas, y muchas veces cuando hay alguna diferencia es de tipo cultural y/o tradicional.
Debido a que cada día es más visible la corrupción en medio de la sociedad, de las instituciones, de las religiones… las personas anhelan ver y vivir entre personas y comunidades de integridad. Comunidades que buscan, disciernen y hacen lo correcto. Comunidades seguras en las que se puede confiar, en las que podemos quitarnos las máscaras y saber que no vamos a ser juzgados o traicionados. En la comunidad, la integridad fomenta confianza, ya que de esta manera se puede ver quién realmente es fiable y con quién se puede contar, porque actúa consecuentemente con su carácter. Es en la comunidad donde se pone a prueba nuestro compromiso con la integridad, al igual que con tantos otros valores del Reino de Dios. En la comunidad de fe es donde tenemos la ocasión y oportunidad de poner en marcha todo aquello que creemos y predicamos. Es en la Comunidad donde tenemos la oportunidad de demostrar que amamos a Dios y a nuestro prójimo, que estamos dispuestos a servir al que lo necesita, a poner al otro por delante de mí. A tomar decisiones claras y concretas para ser verdaderos administradores de la Creación de Dios y mayordomos de los recursos que Él ha puesto a nuestra disposición. Es en la comunidad, donde con seguridad, podemos hacer realidad nuestro llamado a rendir cuentas o enseñar “a obedecer todo lo que Jesús nos ha mandado. Es en la comunidad donde realmente podemos vivir como una familia, cuidándonos, protegiéndonos, orando unos por otros… Es en la Comunidad donde tenemos la oportunidad y el reto de vivir como verdaderos discípulos de Cristo, no solo de manera teórica, sino de manera práctica. “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1.22) ” Es el testimonio de la Comunidad la que influencia en la sociedad que vivimos, es a la Iglesia a la que se le entregó la Misión de Cristo.
La integridad es un valor que se atesora en el corazón pero que se vive y desarrolla en Comunidad. Si nosotros no tenemos un corazón puro, que busca vivir la fe en integridad, puede ser que nos pase como a aquel Simón, el mago, que confundió la motivación por la cual quería tener el Espíritu Santo, y al cual el Apóstol Pedro tuvo que decir: “No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios.” (Hechos 8:21)
REFLEXIONEMOS:
¿Cuál es el testimonio de nuestra Comunitat en nuestra comunidad? ¿Qué percepción tengo de la Comunidad de fe de la que formo parte? ¿Cuál es mi parte y qué hago yo para demostrar que mi Comunidad es integra y vive conforme a lo que cree? ¿Cuál es mi motivación para ser parte de esta Comunidad?