EL SERVICIO.

26 de Marzo 2021.

Los últimos serán los primeros.

Llegaron a Capernaúm. Cuando ya estaba en casa, Jesús les preguntó: —¿Qué venían discutiendo por el camino? Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí quién era el más importante.” (Marcos 9.33-34)

Una de las grandes necesidades del ser humano es el sentirse amado y valorado. Como podemos ver en el texto bíblico que encabeza este devocional, todos, en una medida u otra, sentimos a veces que esta necesidad se desboca en nuestro interior y nos lleva a una búsqueda desesperada de prestigio, estatus y reconocimiento. Una de las grandes luchas que como discípulos tenemos, es someter a Cristo nuestro ego y nuestra búsqueda de primacía y control.

La enseñanza de Jesús nos habla sobre la posibilidad de gloria y grandeza, pero también nos avisa sobre el peligro que ésta puede traer a nuestras vidas; es por esto por lo que necesitamos someter nuestro carácter y prioridades al Espíritu Santo, para que nos guíe a vivir bajo los valores del Reino de Dios. Este es un proceso complicado en nuestras vidas, ya que todos tenemos arraigados estos patrones en nuestro interior, y de vez en cuando, como bestias, luchan por salir y dominar nuestras vidas y evitan que nosotros podamos entender “Pero ellos [Los discípulos] no entendían lo que quería decir con esto, y no se atrevían a preguntárselo.” (Marcos 9.32). Pero el Señor, al igual que a sus discípulos, nos guía a hacer este camino, por medio de establecer disciplinas espirituales en nuestra vida que nos ayudan a mejorar y engendrar patrones y hábitos que nos abran a Dios y promuevan una vida espiritual saludable.

Jesús conocía los pensamientos, elucubraciones y conversaciones de aquellos discípulos que caminaban con Él, y por esto “estaba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Lo matarán, y a los tres días de muerto resucitará.»” (Marcos 9.31) En palabras de Adolf Schalatter: “Jesús estableció un nuevo patrón en las relaciones humanas que no da lugar a la contienda u oposición de unos contra otros. Los pensamientos de los discípulos estaban en el momento de gloria, cuando los asuntos de rango parecían apropiados… Jesús los redirigió a su insistencia en que el camino a la gloria va a través del sufrimiento y la muerte

Como sus discípulos, cada uno de nosotros necesitamos redirigir nuestros pensamientos y actitudes, nuestras tendencias naturales a la autoexaltación, para someterlas a un camino diferente, muchos más alto y profundo, pero que se recorre por medio de la entrega y el servicio. La disciplina espiritual del servicio, como ninguna otra, es un fin en si mismo, sino que es una herramienta que nos pone en el lugar donde Dios puede traer transformación a nuestra vida, que nos llevará al primer lugar, pero siguiendo los valores del reino de Dios, a través de la renuncia “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” (Marcos 9.35)

Los discípulos de Cristo no debemos buscar posiciones de poder y autoridad por el estatus o la influencia que estas posiciones nos ofrecen. Nuestro llamamiento para ejercer poder debe ser reorientada por Cristo, su comisión a amar a nuestro prójimo y a servir a todos aquellos que nuestra sociedad rechaza, a aquellos que no pueden darnos nada a cambio “Por tanto, la autoridad espiritual de la cual hablaba Jesús no era aquella autoridad que se halla en una posición o en un título, sino en una toalla” (Foster, Alabanza a la disciplina, p. 142).

Jesús, en aquella última noche con sus discípulos, les lavó los pies, y les enseñó que la verdadera grandeza se descubre y se manifiesta en acciones como esa “si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.” (Juan 13.14). El Señor no solo nos enseñó cómo debemos hacerlo, no solo es un aprendizaje teórico, sino que es la práctica la que trae transformación y bendición a nuestras vidas “Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes… ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.” (Juan 13. 15,17)

REFLEXIONEMOS:

¿Me siento amado y valorado? ¿Dónde busco apoyar mi identidad? ¿Cómo enfrentamos nuestra necesidad de ser los primeros? ¿Nos esforzamos en establecer disciplinas espirituales que nos pongan en el lugar donde podemos ser transformados? ¿A quién llevamos nuestros pensamientos de grandeza? ¿A quién estoy sirviendo? ¿Cómo estoy haciéndolo? ¿Qué pies he lavado hoy? ¿Con qué actitud lo estoy haciendo?

Jorge Manuel Pérez Zúñiga