ESPIRITUALIDAD INTEGRAL.

19 de Marzo 2021.

La espiritualidad, nuestra responsabilidad.

Lectura bíblica: Efesios 4-5

Y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4.23-24)

Esta mañana estábamos Paloma y yo comentando sobre lo bueno que es que la presencia del Espíritu Santo esté en nuestras vidas, ya que nos da el poder para elegir hacer el bien y ser transformados. Hemos estado hablando que cuando aceptamos Su salvación, el señorío de Cristo en nuestras vidas, somos liberados de la esclavitud del pecado y pasamos a la libertad del Espíritu. ¡¡¡¡Es genial!!! Pero a la vez, comentábamos, la responsabilidad que tomamos, ya que asumimos el compromiso de tomar decisiones y de hacerlo con “conocimiento de causa”, ya no podemos alegar ignorancia “Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos … Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera” (Efesios 4:17–20).

Por otra parte, todos reconocemos que no todo es “coser y cantar” en este caminar y decidir, sino que requiere de un esfuerzo constante por nuestra parte, ya que la experiencia nos dice lo difícil que es llevar esto a la práctica, especialmente en aquellas áreas de nuestra vida que los hábitos, comportamientos, patrones de pensamiento… están enraizados con profundidad en nuestras vidas. Es cierto, somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad, quienes tenemos que tomar la decisión: ¿escogeremos, por el poder del Espíritu, volver a poner la facultad de elegir que Dios nos dio en Sus manos? No, no es fácil, pero por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, podemos escoger la verdadera vida que viene de Dios y nos es impartida por el Espíritu de Cristo. Una de las decisiones que tenemos que tomar en este sentido, es como vamos a vivir, si como derrotados o como vencedores, ya que esto va a marcar mucho el devenir en este proceso de transformación.

Muchas veces hemos dicho o hemos escuchado decir con frustración: “Es que nunca voy a cambiar; ¿siempre va a ser así?” Pero quiero decirte hoy, que Dios, por su Gracia, nos da la oportunidad de moldear lo que somos y lo que llegaremos a ser. Él quiere hacer y acabar Su obra en nosotros “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1.6) ¿Cómo lo hace?

El Señor nos ha provisto de nuestro cuerpo que, aunque es imperfecto por causa del pecado, es la materia prima que podemos usar y moldear. “El hecho es que siempre tendremos que ser creadores. Hay una materia prima en nuestra vida que debe ser adecuadamente trabajada y moldeada; de hecho, la oportunidad de trabajarla es uno de nuestros mayores dones… Tenemos el don de la materia prima misma, la cual nosotros no manufacturamos. Tenemos el don de la libertad para imaginar formas que esta materia puede tomar. Tenemos el don de habilidades y herramientas para hacer la obra, y el don del poder para usarlas. Si podemos entender que somos seres dotados, nuestro hacer no tendrá la carga de la imposibilidad que al final conduce a la desesperación” (Parker Palmer, The Active Life, p. 52). No nos demos por derrotados, nuestro cuerpo tiene plasticidad y por lo tanto puede ser moldeado y dirigido a la práctica tanto del bien como del mal, ¡¡¡¡trabajemos para el bien!!!

Para terminar, quiero resaltar en este día, la importancia fundamental de la formación de hábitos para nuestra transformación y crecimiento espiritual. Nuestro cuerpo sólo será moldeado completamente, conforme al plan de Dios, por actividades y eventos en los que escogemos participar día a día. El papel que cumplen las disciplinas espirituales en la formación de los hábitos de esa nueva vida que nos es impartida por la obra del Espíritu, es clave para moldear y formar nuestra vida y llevarnos al verdadero crecimiento espiritual.

REFLEXIONEMOS: ¿Cómo vivimos nuestra vida, cómo derrotados o cómo victoriosos? ¿Entregamos nuestro cuerpo cada día como sacrificio vivo a Dios? ¿Creemos más al Señor cuando nos dice que podemos vivir en Su plan, o seguimos creyendo más al diablo cuando nos dice que no podemos? ¿Qué hábitos tengo que desarraigar para plantar los de la nueva vida? ¿Qué disciplinas espirituales estamos haciendo hábitos en nuestra vida?

Jorge Manuel Pérez Zúñiga