ESTUDIO.

20 de Febrero 2021

Camino a la madurez.

Lectura bíblica: Marcos 10.17-31.

Jesús lo miró con amor y añadió:

Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.” Marcos 10.21.

En este día compartimos contigo una reflexión del diario espiritual “Camino a Casa” de Henri Nowen, que confiamos nos será de inspiración y nos retará a seguir caminando hacia la madurez espiritual.

¡Quedarse en casa también puede ser ir en seguimiento!” (Domingo 13 de octubre)

Cuando Antonio escucho las palabras de Jesús al hombre rico, “Ve y vende todo lo que posees y dáselo a los pobres, luego ven y sígueme” (Mc. 10,21), se dio cuenta de pronto que estaban hechas para él. Vendió todo, dejo a su familia y se fue al desierto. Ahora, lo consideramos el padre del monaquismo cristiano. Hoy, Madame Vanier me contó cómo las mismas palabras que habían llevado a Antonio al desierto la habían traído a ella a El Arca (una comunidad de cuidado de discapacitados en Francia). Después de que falleció su esposo, estaba viviendo en un departamento en Montreal (Canadá). Cuando vivo a visitar a su hijo a Trosly (la ciudad en Francia donde está El Arca), uno de los asistentes le dijo: “¿por qué no viene a vivir y a trabajar con nosotros?” Ella le contestó con brusquedad: “Ocúpate de tus propios asuntos, jovencito.” Pero había quedado una semilla plantada.

Cuando, ese mismo año, hizo un retiro para discernir su futuro, leyó ese Evangelio y, de pronto, se sintió desbordada por las lágrimas. Sabía que tenía que seguir la sugerencia del “impetuoso” joven. Dejó atrás su vida aristocrática, y se fue a vivir con su hijo, en la comunidad de El Arca.

Pero hoy la historia del joven rico tiene un significado diferente para ella. Su mala salud le impide viajar. Era su costumbre regresar cada año a Canadá, a visitar a sus hijos, Benedict y Michel, pero por primera vez en sus catorce años en El Arca, no puede ir. Su hija, Thérèse, ha venido de Inglaterra a visitarla antes de ir a Canadá. El plan original de Madame Vanier era ir con Thérèse, pero ahora su hija irá sola.

A medida que leíamos la historia del Evangelio, se hizo claro que quedarse en casa ahora, a los ochenta y siete años, era tan difícil para ella como fue dejar su hogar a los setenta y tres. Ahora, dejar al padre, a la madre, al hermano y a la hermana, para seguir a Jesús, significaba aceptar el difícil hecho de no poder visitar a sus hijos en su propio país, y tomar conciencia de que, quizás, no le sería posible hacerlo nuevamente.

Me pareció que vender lo que posees, dejar tu familia y amigos, y seguir a Jesús, no es un hecho que suceda una vez en la vida. Se debe hacer muchas veces, de muchas formas diferentes. Y ciertamente, no es cada vez más fácil.

Henri Nowen “Camino a casa: un viaje espiritual” Editorial Lumen (1997) pp. 62-63